domingo, 22 de julio de 2007

UNA DE CAL... Y otra de cal...

6 de la mañana. Madrugada de domingo... Agus y yo, volvíamos debatiendo (mientras caminabamos -yo un poco renga- por Juan B. Justo buscando un taxi, solas y muertas de frío). La (profunda) cuestión era: cuando uno dice "Una de cal y una de arena" (refiriéndose a que siempre viene una mala y una buena); cuál es cuál? Qué sería lo bueno, la de cal o la de arena?
Según Agus (aunque yo tengo mis dudas) la de cal es la mala... Así que coincidimos en lo "caladísimas" que están nuestras vidas ultimamente...
Cada una con su postura (ella graciosamente negativa, yo siempre odiosamente optimista), argumentábamos para intentar ganar la nefasta competencia, y ser -al menos por esa noche- coronada como dueña de la peor suerte.
El viernes fue todo suyo... El sábado lo gané yo.
Pero me hago cargo totalmente de los hechos.
Una debe aprender a interpretar ciertas señales.
Y es que si en un período de pocas horas, se le revienta una base nueva en el piso del baño (minutos antes de salir, con el tiempo justo, para llegar a la función), luego se le abre una sombra en polvo (de esas que no salen CON NADA) en el bolso lleno de ropa y demás objetos; y le salen unas feas (y dolorosas, por cierto) ampollitas en el labio... Es probable que nada en esa noche salga bien...
Y entonces una corre el riesgo de quebrarse el taco de una bota, a los 45 minutos de haber entrado al boliche... Y condenarse, de esta forma, a quedarse sentada, tomando, y maldiciendo el fucking instante en que decidió no acostarse temprano.

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